GAZPACHOS MANCHEGOS O GALIANOS
Audio de la receta: Gazpachos Manchegos
CAPÍTULO 53: Del fatigado fin y remate que tuvo
el gobierno de Sancho Panza
Abrid camino,
señores míos, y dejadme volver a mi antigua libertad; dejadme que vaya a buscar
la vida pasada, para que me resucite de esta muerte presente. Yo no nací para
ser gobernador, ni para defender ínsulas ni ciudades de los enemigos que
quisieren acometerlas. Mejor se me entiende a mí de arar y cavar, podar y
ensarmentar las viñas, que de dar leyes ni de defender provincias ni reinos.
Bien se está
San Pedro en Roma: quiero decir, que bien se está cada uno usando el oficio
para que fue nacido. Mejor me está a mí una hoz en la mano que un cetro de
gobernador; más quiero hartarme de gazpachos
que estar sujeto a la miseria de un médico impertinente que me mate de hambre;
y más quiero recostarme a la sombra de una encina en el verano y arroparme con
un zamarro de dos pelos en el invierno, en mi libertad, que acostarme con la
sujeción del gobierno entre sábanas de holanda y vestirme de martas cebollinas.
Vuestras mercedes se queden con Dios, y digan al duque mi señor que, desnudo
nací, desnudo me hallo: ni pierdo ni gano; quiero decir, que sin blanca entré en este gobierno y
sin ella salgo, bien al revés de como suelen salir los gobernadores de otras
ínsulas.
Sancho,
hombre de campo y manchego por más señas, los nombra en el quijote, y por lo
visto ya eran antiguos.
Los
gazpachos manchegos, también denominados galianos, por ser elaborados por los
pastores que recorrían las cañadas llamadas galianas romanas (que iban a las
galias), son una receta con seña de identidad manchega.
Sin embargo,
en la zona de levante se elaboran a menudo, e incluso en Extremadura son
habituales.
En su
origen eran cocinados por los pastores trashumantes que los ejecutaban con lo que
diera el campo, como era habitual. Así se les ponía liebres, perdices, torcales
y aquellos animalillos que se pusieran a ojo de una buena honda o despistados
ante una trampa de lazo.
Como plato,
cuchara e ingrediente base se ponía la torta cenceña o torta de pan ácimo.
El pan
ácimo es igualmente un producto antiguo y muy repartido por todo el mundo. Desde
el pan de pita árabe, las tortitas mejicanas y hasta las hostias cristianas,
son variaciones del pan ácimo.
El pan ácimo
es una mezcla de agua con algún cereal, ya sea trigo, cebada, maíz etc., con
sal o sin ella y que se cocina sin levadura a alta temperatura.
El resultado
es una masa fina, de textura que puede ser crujiente como en el caso de las
tortas cenceñas y que dura bastante tiempo en buenas condiciones.
Los pastores
hacían una masa con agua y harina, la aplastaban hasta hacer una torta fina y las
cocían en las brasas poniendo esas brasas por debajo y por encima.
Finalmente
los aderezos de los dos ingredientes principales eran las plantas o hierbas que
diera el campo, tomillo, romero junto con alguna cebolla y algún ajo.
Pero os
puedo asegurar que lo que antaño fue comida de pastores, hoy es un verdadero
manjar, aunque habitualmente no podamos hacerlos con la carne ideal, que sería
la de caza.
¿Y cuales
son los mejores gazpachos? Los del pueblo, faltaría más.
Hoy en
día no es fácil conseguir los productos básicos de la receta, como son las perdices
de campo, liebres salvajes, torcales etc., por eso se elaboran con lo que
tenemos, pollo y conejo (en algunas pollerías se puede conseguir perdiz o
codornices), y como ya sabemos, esos animales criados en granja
desgraciadamente no tienen nada que ver con los que tienen “en el pueblo”.
Pero no
os desaniméis porque incluso con esos ingredientes que podemos adquirir en
cualquiera de nuestros suministradores habituales os saldrán unos gazpachos de
chuparse los dedos.
Eso si,
procurad al menos que el pollo sea de los denominados de corral y si os es
posible encontrarlas, añadir alguna perdiz o similar que aportará mucho al
plato.
Otra de
las cosas que debemos tener en cuenta es si vamos a hacer unos gazpachos de
señorito (como el arroz del Señoret) o para comer en casa sin problemas para “pringarnos”
las manos.
Esto es
porque si es en casa, los pedazos de carne podríamos cogerlos con las manos e
ir acabando con la carne (Bueno, también podemos comerlo con tenedor y cuchillo,
pero ya sabéis el gustillo que da comer con los dedos), pero si es en plan
fino, deberemos separar la carne de los huesos antes de finalizar la elaboración.
Finalmente,
aunque podríamos hacer la torta nosotros mismos, cociéndola en el horno de
casa, podremos encontrarla en algunos supermercados aunque en lugar de una
torta grande la venden ya partida en trozos pequeños (pero esta igualmente
rica) y como los vamos a comer en plato, pues no hay problema.
Pues nada.
Hoy nos colgamos una zamarra, una buena bota de vino y a disfrutar.
INGREDIENTES (4 personas):
- 1/2 pollo
- 1/2 conejo
- 1 perdiz
- Los higaditos de las piezas anteriores
- 350 gr tortas cenceñas
- 100 gr pimiento rojo
- 100 gr pimiento verde
- 1 tomate maduro
- 150 gr cebolla
- 300 gr boletus
- 8 dientes de ajo
- Pimienta negra molida
- 2 ramitas de romero o 2 cucharadas seco
- 2 ramitas de tomillo o 2 cucharadas seco
- 2 hojas de laurel
- ½ cdta pimentón dulce
- 250 ml vino blanco
- Aceite
- Sal
- agua
PREPARACIÓN:
- Si las setas que utilizamos son desecadas, las ponemos a hidratar en agua caliente. (ese agua la utilizaremos después)
- Partimos el pollo y el conejo en trozos como para paella o un poco más grandes. Debemos tener mucho cuidado de que no queden trozos de hueso.
- Partimos la perdiz en cuartos.
- Pelamos los ajos.
- Separamos 4, les damos un golpe y los ponemos en un sartenón o cazuela con los higaditos a fuego medio, dándole vuelta de vez en cuando.
- Cortamos los pimientos en trozos no muy grandes, incluso se pueden cortar pequeños si no queremos que “aparezcan” demasiado en el plato.
- Cortamos la cebolla picada fina.
- Rallamos el tomate.
- Cortamos los 4 ajos que quedan picados finos
- Una vez que se han cocinado los higaditos con los ajos, retiramos.
- En la cazuela con suficiente aceite, ponemos la carne, los pimientos, la cebolla, los boletus, los ajos y el laurel.
- Salpimentamos.
- Rehogamos cuatro o cinco minutos, añadimos el pimentón dándole una vuelta para que no se queme y añadimos el tomate rallado.
- Rehogamos la carne con las verduras hasta que esté ligeramente tostada y las verduras pochadas. (otros 5 minutos)
- Machacamos bien en el mortero los higaditos con los ajos y los añadimos al guiso
- Añadimos el vino y dejamos reducir un poco para que elimine el alcohol.
- Añadimos el agua de hidratar los boletus pasándola por una estameña para que no caiga nada de tierra.
- Cubrimos con agua y lo dejamos cocer a fuego lento 1 hora o hasta que la carne este tierna, revisando que esté siempre cubierta con caldo.
- Si vamos a hacer los gazpachos de señorito, retiramos la carne y la desmenuzamos.
- Añadimos la carne y el tomillo y el romero.
- Ponemos la torta y mezclamos.
- Los gazpachos deben quedar jugosos pero no demasiado caldosos, por lo que ahora es el momento de añadir un poco de agua si nos hemos quedado cortos.
- Probamos de sal y arreglamos si es necesario.
- Dejamos cocer unos 20 minutos, hasta que veamos que la torta esta blanda pero sin deshacerse.
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