RIGATONE AL FALSO PESTO
El pesto es una salsa típica italiana
de sabor intenso y peculiar.
La palabra pesto, al parecer, viene de la palabra genovesa “Pestare” que significa machacar y hace referencia al mortero en el que se acondicionan hojas de plantas, ajo, aceite y queso y se crea una pasta de las características que conocemos.
Siempre que trabajo con el mortero me viene a la cabeza la imagen del mago del medioevo triturando ingredientes secretos y dando como resultado pócimas increíbles. ¡Quien sabe si este es el origen de la salsa pesto ¡
Bromas aparte, parece encontrarse su origen en una salsa conservante utilizada por pescadores y que en su origen no llevaba albahaca, añadida posteriormente procedente de “Liguria” al nordeste de Italia, sino que se realizaba con aceite, ajo, tomate y vinagre.
Pese a no encontrarse en el origen de la salsa, la albahaca se ha convertido en ingrediente primordial de la mas conocida salsa pesto, el “Pesto alla Genovese”.
En determinados comercios se ven en ocasiones unas frescas plantas en maceta que te llaman a gritos para tirar de esta receta.
Sin embargo cuando vas a comprar los piñones y ves el precio, se suele hacer cambiar de idea, pese a que el sabor intenso de esta salsa hace que no haga falta demasiada para aderezar un plato.
De ahí me surgió la idea de crear un falso pesto con otro fruto seco, en esta ocasión las almendras, de un sabor igualmente rico y de un precio bastante más asequible.
Como he visto en otras recetas publicadas, hay quien utiliza nueces o anacardos como fruto seco, e, incluso brócoli u otras verduras para dar el color verde. Son recetas que resultan agradables, pero para mi un toque mínimo de esa albahaca es imprescindible para la salsa, aunque como veréis aprovechamos para poner otra verdura que siempre es sano.
En la receta pongo rigatone, pero como ya sabéis, podemos utilizar la pasta que más nos guste (incluso unos espaguetis sin gluten) el sabor de la salsa es lo que va a primar.
Igualmente le he añadido un poco de leche evaporada, que hace más untuosa la salsa, sin añadirle más calorías a una salsa ya de por si calórica.
Bueno, debéis saber que según el “Consorzio dil Pesto” italiano, vamos a recorrer todos los círculos del infierno de Dante por esta herejía, ya que en el mismo insisten en hacerlo de la manera tradicional con mortero y a mano y por supuesto nada de batidoras u otros engendros del demonio (Me parece estupendo, pero en esta ocasión iremos al infierno y utilizaremos el procesador para triturar).
En un post de www.directoalpaladar.com he visto otras posibilidades de uso de esta salsa, entre ellas unas patatas al horno con pesto y anchoas que me han llamado la atención, cuando me decida a hacerlas os las pondré con mi opinión.
Pues nada, “buon appetito” como dicen los italianos;
a probarla y ya me diréis.
La palabra pesto, al parecer, viene de la palabra genovesa “Pestare” que significa machacar y hace referencia al mortero en el que se acondicionan hojas de plantas, ajo, aceite y queso y se crea una pasta de las características que conocemos.
Siempre que trabajo con el mortero me viene a la cabeza la imagen del mago del medioevo triturando ingredientes secretos y dando como resultado pócimas increíbles. ¡Quien sabe si este es el origen de la salsa pesto ¡
Bromas aparte, parece encontrarse su origen en una salsa conservante utilizada por pescadores y que en su origen no llevaba albahaca, añadida posteriormente procedente de “Liguria” al nordeste de Italia, sino que se realizaba con aceite, ajo, tomate y vinagre.
Pese a no encontrarse en el origen de la salsa, la albahaca se ha convertido en ingrediente primordial de la mas conocida salsa pesto, el “Pesto alla Genovese”.
En determinados comercios se ven en ocasiones unas frescas plantas en maceta que te llaman a gritos para tirar de esta receta.
Sin embargo cuando vas a comprar los piñones y ves el precio, se suele hacer cambiar de idea, pese a que el sabor intenso de esta salsa hace que no haga falta demasiada para aderezar un plato.
De ahí me surgió la idea de crear un falso pesto con otro fruto seco, en esta ocasión las almendras, de un sabor igualmente rico y de un precio bastante más asequible.
Como he visto en otras recetas publicadas, hay quien utiliza nueces o anacardos como fruto seco, e, incluso brócoli u otras verduras para dar el color verde. Son recetas que resultan agradables, pero para mi un toque mínimo de esa albahaca es imprescindible para la salsa, aunque como veréis aprovechamos para poner otra verdura que siempre es sano.
En la receta pongo rigatone, pero como ya sabéis, podemos utilizar la pasta que más nos guste (incluso unos espaguetis sin gluten) el sabor de la salsa es lo que va a primar.
Igualmente le he añadido un poco de leche evaporada, que hace más untuosa la salsa, sin añadirle más calorías a una salsa ya de por si calórica.
Bueno, debéis saber que según el “Consorzio dil Pesto” italiano, vamos a recorrer todos los círculos del infierno de Dante por esta herejía, ya que en el mismo insisten en hacerlo de la manera tradicional con mortero y a mano y por supuesto nada de batidoras u otros engendros del demonio (Me parece estupendo, pero en esta ocasión iremos al infierno y utilizaremos el procesador para triturar).
En un post de www.directoalpaladar.com he visto otras posibilidades de uso de esta salsa, entre ellas unas patatas al horno con pesto y anchoas que me han llamado la atención, cuando me decida a hacerlas os las pondré con mi opinión.
Pues nada, “buon appetito” como dicen los italianos;
a probarla y ya me diréis.
INGREDIENTES
(4p):
- 500 gr rigatone
- Abundante agua para cocer la pasta
- Pastilla de caldo de carne
- 1 hoja de laurel
- 100 gr almendras crudas
- 2 dientes de ajo
- 100 gr de espinacas frescas
- 70 gr albahaca fresca
- 80 ml aceite oliva virgen extra sin filtrar
- Sal
PREPARACION:
- Calentamos el agua
con una cda de sal, la pastilla de caldo el laurel y dos hojas de albahaca.
- Añadimos al agua un
poco de aceite, pero no demasiado para que luego no impida que la pasta
coja bien la salsa.
- Ponemos en la
trituradora las espinacas, albahaca, ajos y almendras y trituramos fino.
- Añadimos el aceite
poco a poco y un poco de sal y le damos otro golpe de triturado. Si es
necesario añadimos un poco más de aceite, nos debe quedar una pasta densa.
- Finalmente añadimos
la leche evaporada y terminamos de mezclar para que nos quede una pasta no
demasiado espesa.
- Antes de seguir con
la salsa, añadimos la pasta al agua hirviendo para cocerla el tiempo
indicado por el fabricante (cuidado al echarla para que no rebose) y
removiendo de vez en cuando para que no se pegue. Ya sabéis que debe
quedar al dente para que sea mas digestiva.
- Ponemos la salsa en
un cazo a fuego medio y removiendo para que no se nos pegue. El resultado
final a mi gusto es una salsa de la consistencia de una salsa de tomate
que se pueda mezclar bien con la pasta.
- Terminaremos más o
menos al tiempo la pasta y la salsa.
- Servimos escurrida la
pasta en platos calientes, le ponemos la salsa y añadimos una hojita de
albahaca de adorno.
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